VENDE TU CASA Y COMPRA TU LIBERTAD (Ana Monmeneu Arranz)

El método paso a paso para alcanzar la LIBERTAD FINANCIERA a través de la venta de tu casa.

¿Te gustaría no depender de tu trabajo nunca más? ¿Qué pasaría si un día de estos perdieras tu trabajo? ¿O si te das cuenta de que ya no lo soportas un día más?

Si tienes una casa en propiedad, y estás dispuesto a cuestionar ciertas creencias que nos han inculcado al respecto, te animo a leer mi libro.

Podrás poner en práctica nuestros pasos, y llevar a cabo todo el proceso.

Te aseguro que no necesitas ser especialista en ningún tipo de inversión, ni tener una casa “cara”, para hacerlo. Cualquiera puede. Tú puedes ser libre también.

Cada vez más personas en el mundo buscan la independencia financiera. Ahorrando e invirtiendo cada mes una parte de su sueldo, con suerte la conseguirán en unos cuantos años. Ansían esa jubilación soñada, que no saben cuándo llegará. Porque la rueda se hace cada vez más grande según crecen también los gastos.

A través de este libro os ofrezco ese conocimiento a vosotros, para que podáis saltar de la rueda también. Un ATAJO que, no por ser más rápido, es menos seguro.

No os hablaré del PELOTAZO ni de inversiones “raras”. Soy madre de familia, y siempre he sido muy responsable. Vendí mi casa porque en mi mente visualicé muy claros los números, el método, y el objetivo. Y me funcionó. En tan sólo un año conseguimos tener más ingresos pasivos con las inversiones que con nuestros trabajos. ÉRAMOS LIBRES.

El problema es que el sistema en el que nos movemos nos ha engañado. Nos ha robado nuestro bien más preciado: el TIEMPO.

Tiempo para estar con la familia, para salir a pasear, para comer tranquilo, para pensar, para cuidarnos a nosotros mismos.

VENDEMOS NUESTRO TIEMPO POR UN DINERO QUE NO VAMOS A PODER DIFRUTAR. Y eso nos pasa factura. Factura en forma de ansiedad, en forma de depresión, en forma de enfermedad, en forma de ira.

En 2020 mi marido Ángel y yo tuvimos una profunda crisis existencial. Teníamos todo lo que nos habían contado que “había que tener” para ser felices: buenos trabajos, dos maravillosas hijas que asistían a un colegio privado, un dúplex con jardín en una de las mejores zonas de Madrid, un chalé en un pantano para los fines de semana, coches de lujo, etc. Y nos sentíamos de alguna forma vacíos en cuanto al sentido de todo esto.

Entre semana apenas nos podíamos ver, porque Ángel trabajaba muchas horas, mientras yo luchaba por conciliar mi trabajo como autónoma con la logística de nuestras hijas. Los fines de semana hacíamos muchos planes para “compensar”. Y los lunes, vuelta a empezar.

¿Os suena? Lamentablemente es la historia del 99% de la población a este lado del mundo. Lo que llamamos los “países desarrollados”.